Narrativa

En ese jardín que amábamos

Autor: Pascal Quignard
Editorial: El Cuenco de Plata
ISBN: 9789874489364

Reseña

El reverendo Cheney es el primer compositor que anotó todos los cantos de pájaros que escuchó trinar en el jardín de su parroquia, durante su ministerio, en los años que van desde 1860 a 1880.

Anotó hasta las gotas de la cañería mal cerrada que caían en la regadera apoyada sobre los adoquines de su patio.

Transcribió hasta el sonido particular que hacía el perchero del pasillo cuando el viento se embolsaba entre los pilotos y los abrigos invernales.

Me hechizó esa extraña casa parroquial que de pronto se volvió sonora y fui feliz en ese jardín animado por el amor que un hombre sentía hacia su mujer desaparecida.


Pascal Quignard (Verneuil-sur-Avre, 23 de abril de 1948) es un escritor francés. Además fue un indagador musical; violonchelista, fundador del Festival de Ópera y Teatro Barroco de Versalles, que dirigió; también escribió el guion del film Tous les matins du monde. En 1994 abandonó todos los cargos públicos, y se aisló por completo para centrarse en la escritura. Su obra efectivamente se multiplicó desde entonces. Pascal Quignard nació en una familia de gramáticos y de organistas. Su padre era inspector de educación y su madre profesora de un colegio. Creció en Le Havre. A los 18 meses, en 1949, pasó por una etapa de «autismo», crisis que retornará a los 16 años («Este silencio sin duda fue el que me hizo decidirme a escribir; pude hacer el siguiente trato: estar en el lenguaje callándome»). Su infancia fue más bien difícil, dados sus problemas de anorexia.
Se inclina por las lenguas y las literaturas antiguas, así como por la música: piano, órgano, violonchelo, violín y viola. Hace estudios de filosofía en Nanterre, de 1966 a 1968, donde es condiscípulo de Daniel Cohn-Bendit. Entre sus profesores se cuentan Levinas, Lyotard y Ricœur. Comienza una tesis, dirigida por el primero, sobre el estatuto del lenguaje en el pensamiento de Henri Bergson; pero los acontecimientos de mayo de 1968 se cruzan, y Quignard se aleja de la filosofía y de la Academia.